El presidente Javier Milei ha desafiado las estadísticas oficiales y los métodos convencionales para presentar una visión radicalmente distinta de la inflación en Argentina. Durante el fin de semana, Milei cuestionó las cifras habituales, afirmando que la «verdadera inflación macro argentina» es considerablemente menor a la reportada por el Índice de Precios al Consumidor (IPC). Según el mandatario, al descontar la inflación importada derivada del crawling peg y la inflación en dólares, la inflación real sería del 5% anual, en lugar del alarmante 17.000% que los críticos han señalado.
Milei justificó su postura argumentando que el IPC está «ensuciado» por componentes que distorsionan la medición, y optó por el Índice de Precios Internos al por Mayor (IPIM) como el indicador más confiable. A partir del IPIM de julio, que registró una inflación de 3,1%, y eliminando el crawling peg, Milei redujo el cálculo a un 8% anual. Sin embargo, en su intervención reciente, el presidente ajustó aún más su estimación, sugiriendo que, si se excluyen otros factores, la inflación real estaría en torno al 5 o 6% anual.
Este enfoque controversial plantea serias dudas sobre la credibilidad de las afirmaciones de Milei. Al manipular las cifras y descartar los métodos tradicionales, el presidente no solo minimiza la severidad de la crisis inflacionaria, sino que también podría estar creando una percepción engañosa de la realidad económica. La inflación real, que sigue impactando duramente en los hogares argentinos, no se alinea con las cifras reducidas presentadas por el mandatario.
El intento de Milei de redefinir la inflación parece más una estrategia política que una solución efectiva a los problemas económicos del país. En lugar de enfrentar de manera transparente los desafíos económicos, el presidente parece optar por una narrativa que subestima el impacto real de la inflación, en un momento en que los ciudadanos siguen sintiendo el peso de los aumentos de precios en su vida cotidiana.
La manipulación de los datos económicos por parte del gobierno no solo afecta la percepción pública, sino que también complica la capacidad del país para implementar políticas efectivas que aborden la crisis inflacionaria. En un contexto donde la inflación sigue siendo una de las principales preocupaciones de los argentinos, es crucial que las cifras presentadas reflejen con precisión la realidad económica para que se puedan tomar decisiones informadas y efectivas.